Como empezó todo
Desde pequeña el deporte ha formado parte de mi vida. A la edad de 3 años, mi macuto iba cargado de zapatillas, medias y el maillot para bailar. A pesar de ser una niña… la profesora ya vio algo en mí, esa pasión que se desprende al bailar cuando empieza a sonar la música. A los 5 años me apunté a gimnasia rítmica y me atrajo tanto ese mundo que cada día era un nuevo reto para mi. No salía de clase sin aprender algo nuevo: pino puente a una mano, ponerme pesas en los pies para seguir cogiendo elasticidad, que por suerte tuve la ventaja de ser flexible y poder trabajar con esa virtud a mi favor.
De niña a adolescente
A los 16 años me dieron la oportunidad de irme a estudiar danza clásica al conservatorio de Albacete. Era muy joven, nunca me había ido a ningún sitio fuera sino era con mis padres pero en ese momento pensé: ¿por qué no? Era mi ilusión y a lo que quería dedicarme en un futuro. Si no lo intentaba estaba perdiendo la oportunidad más importante de mi vida. No tuve tiempo a penas de preparar la prueba, solo 3 meses en los que tuve que ensayar, corregir puntos débiles y estudiar música como una loca ya que no sabia ni leer un pentagrama y mucho menos sabia entonar.
Llego el día de la prueba y yo era un manojo de nervios… recuerdo salir del examen de música llorando porque desentoné al cantar las notas. Los nervios me pasaron factura y debido a ello estaba en juego mi futuro. El examen de clásico me lo hizo la profesora que me ofreció irme allí, algo más tranquila estaba y de saber que ella estaba presente me dio fuerzas para luchar y no darme por vencida.
Al final todo esfuerzo tiene su recompensa y yo entré en el conservatorio. Fueron meses de cambios, de estrés por buscar piso, compañeras, instituto etc. Tenía que tenerlo todo listo para empezar en Septiembre mi nueva vida, la vida de una bailarina
Mi vida en Albacete
Que malos son los comienzos y que duro se vuelve todo cuando te encuentras sola en una ciudad que no conoces, en la que tienes que hacer nuevos amigos. No solo estudiaba danza sino que también hacía el bachillerato de ciencias de la salud, era obligatorio para tener el titulo de bailarina.
Aún recuerdo con nostalgia los años que pasé allí, tuve momentos buenos y momentos malos en los que tenía que ser fuerte y no derrumbarme, estaba sola ante el peligro y no podía tirar por la borda todo el sacrificio que hicieron mis padres pero sobre todo yo.
Las clases en el conservatorio cada día eran más estrictas y las profesoras más exigentes. Ya no les valía un “no me sale” o un ”no puedo” tenías que dejarte la piel todos los días si querías seguir avanzando. A pesar de estar toda la tarde bailando, llegar al piso, cenar y levantarte todos los días a las 3 o 4 de la mañana para estudiar era un esfuerzo inmenso pero me encantaba, porque hacía algo que me apasionaba cada vez más. Sin embargo… no siempre las profesoras te animaban y te ayudaban a ser mejor, a mi empezaron a sacarme puntos débiles y a meterme en la cabeza que si no adelgazaba no podría ser bailarina ya que mis piernas eran voluminosas y no tendría fuerza para levantarlas. Imaginaros… a una chica de 16 años cuya única ilusión era bailar y ser una profesional de ese mundo que le suelten eso. Fue jarro de agua fría. pero no me rendí… tuve el valor de seguir aguantando y aprendiendo para demostrar en un futuro que no era tan mala como se pensaban. Empecé a hacer cursillos siempre que tenía hueco libre, a seguir con clases avanzadas de danza los fines de semana, a comer menos y a obsesionarme con mi cuerpo!! Mi vida se basaba en bailar y estudiar, dejé de lado todo ocio y me volqué de lleno en mis estudios
4 años después
Las ganas de superación y el nivel de exigencia que me impuse dieron sus frutos, llegaron a subirme de curso por tener un nivel superior a mis compañeras, ponerme clases extras con las alumnas de 6º y bailar con ellas en el festival de fin de curso e incluso dar yo clases o montar coreografías con el profesor de contemporáneo. Fue un sueño hecho realidad. Pasé de ser el patito feo y torpe que pensaba que no iba a llegar a nada a ser un cisne que transmitía a cada movimiento que hacía su pasión por la danza. Ver que mis notas no bajan de notables era un logro. Se que no fui la mejor, nunca me creí más que nadie pero lo si sé es que me lo curré más que ninguna para llegar a donde llegué y superar todos los obstáculos que me pusieron en el camino.
La cara amarga de esos años fue mi obsesión por un cuerpo delgado y esbelto. El afán de perfección pudo conmigo y sin darme cuenta entre en un círculo vicioso del cual me vi tan metida que no supe como salir. Empecé queriendo adelgazar y termine con una enfermedad. A raíz de ella… mi carrera como bailarina se vio truncada, llegué a ser una chica que pesaba 45 Kg. tenía desarreglos menstruales severos, una anemia considerable pero lo más importante… es que era una chica infeliz. Pasé de vivir el día a día intensamente a estar encerraba, llorando y sin querer salir de casa.
Mis padres no se dieron cuenta de mi problema hasta que vieron con sus propios ojos la locura que estaba haciendo con mi cuerpo. Me llevaron a médicos, psicólogos, endocrinos para poner solución pero yo tenía muy claro que no quería salir, mi pensamiento era “puedo comer lo que quiera sin engordar” que equivocada estaba…
El principio de mi nueva vida
Después de estar 5 años arrastrando esa asquerosa enfermedad, queriendo salir pero sin éxito alguno, incluso llegar a tocar fondo… decidí que ya estaba bien de hacerme daño a mi misma y que necesitaba volver a vivir y a disfrutar de mi juventud!!! Esos años atrás creía que era cactus x fuera y delicada por dentro, quería demostrarle al mundo que no podían hacerme daño y que solo aquel que quisiera conocerme sabría como soy de verdad. Pero me equivocaba… He sido débil ante los ojos de la gente y todo dolor que han podido causarme lo he pagado conmigo misma. Llegó un momento en el que todos los problemas los ahogaba con lo mismo. En vez de enfrentarme a ellos los tiraba por el aseo sintiéndome liberada… Pero en realidad seguía teniendo esos problemas y otro aun más importante. La pelota empezó por perfección y se junto con liberación, pero me di cuenta que así no se soluciona nada, hay que enfrentarse al toro y cogerlo por lo cuernos si hace falta.
Nunca me olvidaré de ese día… sentada en el banco del gimnasio, llorando como una magdalena envié el mensaje directo que cambió mi vida. Acudí a la persona correcta en el momento indicado y ella me tendió la mano y me ofreció su ayuda sin apenas conocerme. Para mi fue, es y será mi salvadora y mi ángel de la guarda. Empecé a entrenar con pesas, seguir la rutina impuesta y a llevar una dieta equilibrada, comiendo todos los nutrientes que necesitaba. Han sido 6 meses intensos, trabajando duro, viendo como reaccionaba mi cuerpo ante mi nueva vida ya que debido a mi problema… mi estómago no digiere bien los hidratos, he tenido momentos de ansiedad y ganas de volver a caer y abandonar pero seguí luchando día a día porque tenia muy claro cual era mi objetivo, SALIR DEFINITIVAMENTE DE ESE POZO. Aún tengo miedo a pesarme, mis inseguridades no se han ido por completo, me miro al espejo y todavía no me gusta lo que veo y mi cuerpo no está del todo recuperado pero he vencido esa voz interior que me torturaba día a día, se que poco a poco todo río vuelve a su cauce. Que lo mas importante para mi en estos momentos es ser feliz, disfrutar de mi vida, mi familia y de la gente que me quiere y me aprecia, quererme y valorarme al 100% lo veo tan claro que creo que estoy soñando, que todo lo que estoy viviendo no es real pero si… si que lo es!!! El fitness me ha cambiado por completo, soy una nueva Cris, renovada, con ansias de superación. Entreno porque quiero derrotarme a mi misma, vencer a la chica débil que no podía hacerlo ayer y que hoy sabe que podrá lograrlo y ser mejor!!
Cada uno tiene unos objetivos en la vida y el mío es superarme día a día, ver hasta donde puedo llegar. LOS LIMITES SON PARA AQUELLOS QUE CREEN EN ELLOS Y YO NO PIENSO RENDIRME HASTA CONSEGUIR LO QUE QUIERO!!!
Y como me dijo hace tiempo una persona… todo lo que pasa en esta vida es por algo y siempre pasa para bien. Aunque haya cambiado de especialidad, el deporte siempre va a formar parte de mí y espero poder seguir entrenando y dedicarme en cuerpo y alma a lo que realmente me apasiona y me motiva. EL FITNESS
HA SIDO UN PLACER COMPARTIR CON VOSOTROS ESTA BREVE HISTORIA, SI ME DEJÁIS QUE OS DE UN MINI CONSEJO… NO DEJÉIS QUE NADA NI NADIE OS INFLUYA EN VUESTRA VIDA.
Un abrazo de una Almanseña.
Cris Lop.