Por donde empezar… he de confesar que en dos o tres ocasiones me apunté al gimnasio 1 mes y fui 3 días, aunque ahora no lo parezca porque además de entrenar mucho me dedico a “gritar” mi amor por el fitness a los cuatro vientos en Twitter en la cuenta de @novata_fitness
No soy una chica de complexión delgada precisamente, con 30 años, 1.76 cm de estatura y 84 kgs en el mes de septiembre del año pasado decidí que de una vez por todas iba a dar el paso de volver a apuntarme al gimnasio y ponerme en forma. Me prometí ser constante y después de muchos meses puedo decir que lo he logrado y que ahora es parte de mi rutina, es mi estilo de vida.
La estética nunca fue un motivo principal para hacerlo, envidiaba los cuerpos atléticos y fuertes de los deportistas, más que los cuerpos delgados de las modelos, cada cual tiene sus motivos, sus metas y sus objetivos, todos son respetables, pero hay que ser consciente que esto no es de un día para otro y que tienes que entrenar muy duro, procurar ser paciente y no frustrarse creándose expectativas poco realistas.
¿Pero como llegas hasta aquí?
Nunca fui una niña gordita, ni tampoco adolescente gordita, mientras mis padres se ocuparon de mi alimentación todo iba sobre ruedas, comida saludable, variada y pocos caprichos en forma de chucherías. Además fomentaban que además de estudiar practicase algún deporte… ahí lo dejo. #PadresQueSabenLoQueEsBueno
Cuando fui más independiente, la cocina y alimentación corrían de mi cuenta y simultaneaba estudios y trabajo, en este punto empecé a liarla. En primer lugar dejando cualquier actividad deportiva de lado y segundo y más importante, comía fatal, pero FATAL, FATAL… podía meterme las calorías de un día en el desayuno y tan ricamente, todavía me pregunto como no me dio un yu-yu a la salud, las proteínas caían en mi cuerpo de pura casualidad.
El día que vas a apuntarte al gimnasio lo haces con mucha ilusión y buenos propósitos, convenciéndote a ti mismo que esta vez si, esta vez es la buena… pero lo difícil viene después: las agujetas, el cansancio, la pereza, las auto-excusas… y por supuesto la comida.
Lo más difícil para mí sin duda fue cambiar por completo mi alimentación, admitir que la comida es tan importante como el entrenamiento y que toda la comida basura que siempre había disfrutado no me aportaba nada bueno y me alejaba de mi objetivo.
También he de confesar que en anteriores intentonas de ser fitnera me pegaba una sesión insana de entreno y luego llegaba a casa y me recompensaba con un donut de chocolate, por ejemplo… y quién dice uno dice dos.
Ya que estamos en momento de confesiones… admitiré que he hecho alguna dieta rara, guarri-milagrosa, sin pretender pisar un gimnasio.
Siempre digo que si aguantas el tiempo lo suficiente apuntado al gym y no solo pagando la cuota, si no yendo, (dicen que solo son necesarios 21 días para crear un hábito) luego el gym hace su truco mágico, empiezas a necesitarlo, empiezas a interesarte por como entrenar mejor, sales agotado pero te sientes fenomenal, si no puedes entrenar no estás a gusto, disfrutas alimentándote mejor, comiendo rico y sano etc, etc, etc…
Hace 11 meses que me empecé en serio, entreno 4 ó 5 días por semana y complemento el trabajo de pesas, con ejercicio aeróbico. Cuando puedo lo compagino con deporte al aire libre que también lo disfruto mucho.
Llegados a este punto voy a confesar algo bueno… AMO LAS PESAS!!! y en este largo proceso no he estado sola, he hecho muy buenos amigos, tanto dentro como fuera del gym, que me han dado grandes consejos sobre nutrición y entrenamiento. Además como las cosas si se hacen se hacen bien, también he contado con el asesoramiento de un entrenador personal.
Sin excusas! Mi vida ahora es así, y todavía me queda mucho trabajo por hacer en mi cuerpo para verme y sentirme como me gustaría, pero puedo decir muy orgullosa que he dejado mucha grasa en el gimnasio, que cada día estoy más fuerte, que estar más fuerte es genial para el resto de cosas cotidianas de tu vida y que sentirme así al final lo que me aporta es más felicidad.
He hecho cosas que nunca me imaginé que podría hacer como terminar una carrera de obstáculos como la Spartan Race, aún siendo en su versión más sencillita, para mí supuso todo un éxito personal. El año que viene intentaré ir a por la categoría Super y tengo pendiente el tema de las dominadas que se me sigue resistiendo, pero estoy segura que saldrán y más pronto que tarde.
Entrenar es “mi ratito” del día que me lo dedico en exclusiva, a mi cuerpo, a resetear mi mente, a romper mis límites, no a mi trabajo, no a mis problemas, ni amigos, ni familia. Solo yo invirtiendo tiempo en mejorar mi calidad de vida.
P.D: Agradecer desde aquí a mi amigo y un maravilloso fotógrafo Luis Rivaya Fernández por las fotos que hicimos en el Parque del Retiro,en Madrid (Agosto a las 17.00 de la tarde con el calorazo, tiene mucho mérito creedme) y que son molonas, molonas.
Novata fitness