La mayoría de las historias siempre comienzan con un héroe, alguien capaz de superarse siempre. Esta comienza con una persona humilde y llena de energía, esta es mi historia…
Aquí me tenéis, año 2007, enamorado hasta las trancas de mi pareja, con una sonrisa eterna y sin preocupaciones. No era una persona sedentaria, pero tampoco practicaba deporte todos los días ni mucho menos. Planificaba mi vida hasta el milímetro, mis vacaciones, los exámenes, todo, todo ello era planificado concienzudamente hasta la saciedad. Algo enfermizo, sin duda, porque, ¿qué es la vida sin un ingrediente de espontaneidad?
Durante el mes de Enero de 2007 tuvo lugar la peor experiencia vital que puede sufrir una persona, es ver cómo estás a punto de morir, sentir en tu interior como las extremidades se quedan frías. Mi cabeza explota de dolor, un grito desgarrador inunda la habitación y de ahí, al hospital. Todos los recuerdos que tengo de esa situación son vagos, lastimosos…gente corriendo, haciéndome pruebas, mis padres, mi pareja, mi hermana…
Después del desgarrador suceso, tres neurólogos me diagnosticaron trombosis cerebral. Básicamente es una obstrucción en alguna de las microvenas que tenemos irrigando nuestro mayor tesoro, el centro de control de todo: el cerebro. Una trombosis puede ocasionar múltiples daños, dependiendo del alcance y zona que afecte, desde dejarte vegetal hasta tener un cambio de personalidad. Y el cambio se produjo, pero no fue a razón de la trombosis.
A esa edad (20 años) una persona que sufre un trombo suele ser un cocainómano, lo normal es sufrir trombosis a partir de los 65 años. La humillación de ir con mis padres a los médicos y que todos diesen por sentado que era un cocainómano, cuando jamás consumí droga alguna era una carga para mí. Los problemas con los estudios, amigos y pareja me afectaron mucho, suspendiendo casi todo un curso de la carrera de Biología, perdiendo amistades y a mi pareja.
Tras años de pruebas, la conclusión que sacaron los médicos es que tenía una deformación congénita en el cerebro. ¿Cómo podía no tener ningún tipo de efecto secundario? Milagrosamente el propio cerebro había invertido el flujo sanguíneo y ninguna zona cerebral quedó sin riego sanguíneo. Mis padres querían que dejase la carrera, por si acaso. Si ellos no confiaban en mí, quien lo iba a hacer. Os daré la respuesta: yo mismo.
Desde ese día, mi filosofía de vida cambió. Carpe Diem, vive el momento como si fuera el último y lo apliqué brutalmente. Salía y me emborrachaba con mis amigos, conocía un montón de gente a la que llamaba mis amigos (pero distaban mucho de serlo) y el deporte lo dejaba para los ratos libres. No dejé los estudios, pero mis notas bajaron considerablemente.
Al pasar el tiempo vi como ese ritmo de vida me estaba autodestruyendo, no podía continuar así. El Carpe Diem no se podía aplicar de esa forma, ¡¡necesitaba un cambio!! No recuerdo cuál fue el momento en el que decidí entrar a un gimnasio, lo veía como un jardín de juegos para adultos. Un sitio más para ligar y conocer gente, sociabilizar, pero algo en mí despertó en ese momento. Cada día que pasaba me centraba más en la técnica, en esculpir mi cuerpo, que debido a mi ritmo de vida brutal se había quedado en algo tísico y sin musculatura ninguna. Y tardé meses, en obtener algún resultado notable.
Entré en el gimnasio en 2011 y hasta la mañana de hoy no ha habido semana en que no haya ido al menos 3 días. Lo normal es ir cinco o seis días, aunque a veces por razones laborales no puedo ir. Me desestresa de todo el trabajo, me relaja y me hace sentir bien. Me ha convertido en una persona responsable, sacrificada, trabajadora y humilde. Quizá no tengo un cuerpo espectacular, porque uno de los apartados donde fallo es en la dieta, ya que por falta de tiempo muchas veces no como todo lo que debería; con ello no quiero decir que coma mal o comida basura, pero quizá mi cuerpo necesite más Kcal por día.
En el año 2013 me hice cuenta de Twitter y conocí gente maravillosa, aprendí muchas cosas sobre nutrición, técnica y filosofía de vida. Conocí a una persona que me cambió completamente, que agitó todos mis esquemas mentales y de la que a día de hoy quiero y siento una enorme devoción. Empecé a escribir en un blog y aunque lo tuve que dejar por falta de tiempo, me encanta escribir sobre nutrición. El fitness me ha aportado muchas cosas, así que me vi obligado a dar algo a cambio.
Todos los días abro el gimnasio a las 7.30am, porque no tengo otro horario para ir, me encanta entrenar de noche, cansarme hasta no poder más, pero los cursos, clases, trabajo y demás obligaciones me lo impiden. Quizá no entrene al 100%, porque me queda un largo día, pero las agujetas son mis compañeras de viaje de lunes a viernes. Durante mucho tiempo fui el último en cerrar el gimnasio, ahora soy el que lo abre por las mañanas.
¿Me podría volver a suceder lo que me pasó con 20 años? Pues sí, podría volver a tener un trombo, tengo una deformación y cualquier golpe en la cabeza sería fatal, pero llevando la vida de sacrificio y esfuerzo que llevo no me importa, soy feliz así. He dejado el ritmo de vida desenfrenado, salgo y me tomo una caña, pero disfruto de cada instante como si mañana no fuera a abrir los ojos. No cometo grandes excesos, ni en la bebida, comidas, alcohol y el tabaco no lo pruebo, aunque en lo que me excedo es en el deporte. Aparte de entrenar en el gimnasio, también entreno a tenis y hago running. Y es que para mí, el deporte es el motor que me alimenta, ya que la mejora continua siempre me produce una gran satisfacción.
Muchos y muchas os estáis iniciando en el fitness, algunos porque os queréis ver mejor, más guapos y guapas. Otros para lucir tipito en la playa. Otros como yo, no deberíamos practicar deportes con elevada intensidad, ya que aumentamos nuestra frecuencia cardíaca y las posibilidades de tener un accidente cardiovascular se incrementan. Pero hace tiempo me di cuenta de que lo que importa es ser feliz y estar a gusto con las decisiones que uno toma. Yo he tomado mi decisión, ahora es tu turno.
Un grande del crossfit dijo que una persona que intenta superarse aunque fracase es 10 veces más valiente que otra persona que no lo intenta siquiera. Por eso, con motivo de la Spartan Race que tendrá lugar en Barcelona el fin de semana del 26/27 de Septiembre estaré compitiendo en el modo Super. No se si acabaré, pero al menos voy a intentarlo. Porque los espartanos vuelven con su escudo o sobre él.
A tod@s aquell@s que quieran conocerme estaré allí todo el Sábado 😉 Nos vemos en la arena gladiador@s.
Esta es mi vida, esta es mi historia 🙂
David Alejandro
Conocer tus limitaciones es lo que te hace no tener límites. Eres grande campeón, que nada te detenga.